lunes, 15 de diciembre de 2025

Abigor, La Alquimia Espiritual




"Taphonomia Aeternitatis", algo así como La Ley de la Fosilización Eterna, retrata una guerra activa cuyo propósito es fosilizar una nueva realidad. Más que una simple interrupción del devenir, el álbum se inclina hacia la suspensión total del ciclo de la existencia: el samsara, la rueda cósmica. Su objetivo principal es congelar la realidad en un estado deseado, petrificándola como quien inmortaliza una forma en piedra. La obra adopta como filosofía central no la adoración de Satán como figura de oposición, sino la veneración del Caos Primigenio: ese estado anterior a toda creación, anterior al orden y a las leyes físicas. El propósito no es gobernar el infierno, sino desmantelar la creación misma y regresar a un estado de puro potencial caótico. En este viaje el oyente es sumido en una oscuridad perpetua, guiado por una deidad de lo primordial y lo oscuro.

Desde la muerte de Kubik y la salida hace ya un tiempo de "Taphonomia Aeternitatis", que mi mente no ha parado de cuestionar y redundar en algo que aun no vislumbro del todo, pero ¿y qué si el álbum fué concebido desde un principio como el manto sobre la muerte específica de Peter?.  Si esto fue así, sin duda es una puerta entre abierta a algo profundamente personal, disfrazado de algún modo de tratado cósmico, en donde el camarada usó el concepto de la fosilización eterna como un hechizo para comprender la muerte, rebelarse contra ella, aceptarla dentro de su cosmovisión y transcenderla. Es decir, un real documento sonoro, un ritual fúnebre y un acto de resistencia filosófica contra la entropía y la pérdida, hecho con las herramientas que Abigor perfeccionó y en las que ahondó durante décadas: el Black Metal y el ocultismo.

A través del tiempo evolucionaron como una banda que cultivó un hermetismo deliberado, pero hay información clave y dispersa que arroja una luz poderosa sobre este disco. Peter Kubik, cofundador, guitarrista y alma máter de la agrupación, falleció en el año 2023. Este no es un evento lejano y su implicancia recae en que el hecho ya no puede ser tomado como una reflexión abstracta, sino un acto de magia. Es una declaración de que la misión filosófica y artística de Abigor sobrevive a la muerte física que no es un fin en un sistema ordenado, sino un retorno al estado primordial de indiferenciación y potencial puro. 

Abigor no te da un tratado para leer; te sumerge en una experiencia sensorial abrumadora. La Gnosis, como dijimos, es conocimiento experiencial. Al someterte a su música, al dejarte llevar por su turbulencia, estás experimentando una versión microcósmica del viaje que describen sus letras. El Medio es el Mensaje: El Sonido del Caos Controlado. El black metal de Abigor no es caótico por descuido sino un caos deliberado y orquestado. Los ritmos cambiantes, los riffs que se retuercen y se transforman, los solos atonales no son "ruido". Detrás de la aparente cacofonía hay una precisión técnica brutal. Esto es fundamental. Es el sonido de la Voluntad imponiéndose sobre el Caos. 

Peter Kubik no falleció. Él completó el proceso que había estado explorando conceptualmente durante años. Su partida física fue el acto final de su propia alquimia espiritual. Tal vez de manera inconsciente o en un nivel profundamente intuitivo estaba componiendo la banda sonora de su propia transición. Su cuerpo físico sucumbió pero él es el organismo que, tras la muerte, se transforma en fósil. Su muerte no fue una derrota. En el contexto de su propia filosofía, fue el último y más poderoso acto de rebelión: el acto de usar la muerte misma como materia prima para la eternidad. 


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